• Pastel de queso (sin horno)

Prueba a hacer esta receta con tu hijo. ¡Le gustará preparar su propia merienda!

¿Hay algo más divertido que cocinar con tu hijo? Si le dejas entrar en la cocina contigo, no te arrepentirás. Para empezar, busca recetas infantiles fáciles y prepárate para disfrutar tú también como una niña. Para empezar, puedes intentarlo con esta sencilla receta para hacer un pastel de queso, sin horno. Una tarta que además puede servirte para celebrar algún que otro cumpleaños. No es muy vistosa, pero es rica y está al alcance de cualquiera. Tiene un sabor suave y aromático que gustará a pequeños y mayores.

La base está hecha a base de galletas y mantequilla o margarina y el ingrediente principal es el queso. Cuanto más cremoso y suave, mejor. La tarta la corona una capa de mermelada, que podéis preparar en casa o cogerla hecha. ¡A gusto del consumidor!

Ingredientes que necesitas:

– 20 gramos de galletas

– 50 gramos de mantequilla o margarina

– 5 hojas de gelatina

– 350 gramos de nata para cocinar

– 50 gramos de azúcar (u otro edulcorante natural como sirope de agave, melaza de arroz o estevia)

– 400 gramos de queso para untar

– mermelada de fresa

  1. Para empezar, pica las galletas hasta convertirlas en polvo y mézclalas con la mantequilla/margarina. Coloca la mezcla en la base del molde que hayas elegido para hacer el pastel y presiónala hasta que quede bien firme. Resérvalo en la nevera.
  2. En un bol, añade agua fría y sumerge 3 hojas de gelatina. Deja que se hidraten durante unos 10 minutos.
  3. En otro recipiente, mezcla la nata con el edulcorante que hayas elegido y llévalo al fuego sin dejar que hierva. A continuación, añade la gelatina escurrida para que se disuelva. Acto seguido, ya le puedes incorporar el queso y con unas varillas remuévelo todo para conseguir una mezcla homogénea.
  4. El siguiente paso es verter la mezcla en el molde, encima de la base de galletas y meterlo en la nevera. Déjalo reposar unas cuantas horas.
  5. Para acabar, falta preparar la cobertura. Pon la mermelada en un cazo al fuego con un poco de agua. Cuando esté caliente, añádele las 2 hojas de gelatina que faltan y lo retiras. Una vez hecha, ya la puedes echar en la parte superior del pastel y dejarlo de nuevo en la nevera durante toda la noche para que se cuaje.

Y… ¡a comer!

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