• ¡Vaya cabezazo! Cómo gestionar los golpes entre niños

Sin duda, padres y madres con superpoderes nos enfrentamos cada día a situaciones que nos ponen a prueba. Una de ellas es gestionar pequeños conflictos entre niños y niñas. Ya sean nuestros propios peques, ya sean amigos, hay que tener mucha paciencia y mano izquierda para hacerlo. Seguro que te suena. Dos peques se golpean y se acusan mutuamente de haber sido quien lo provocaba. Hay que moverse con cuidado. Como uno de los implicados sea tu hijo o hija ya puedes andarte con ojo. Tendemos a pasarnos por exceso o por defecto. Como en otras situaciones de la vida, mantenerse ecuánime parece volverse complicado. ¿Verdad? Como el cabezazo haya sido fuerte, y aparezca el temido chichón, para qué queremos más. Puedes unir llantos y gritos al escenario. Vas a tener que contar mucho antes de empezar a actuar.

Tras un cabezazo lo más importante es comprobar el estado del niño o niña y la gravedad del golpe. Un simple ejercicio de observación nos indicará si hay que salir pitando a Urgencias.

Hacer de mediador parece sencillo pero no lo es. ¡Que se lo digan a los que se ocupan de los conflictos vecinales! Además, cuando se trata de peques, el cabezazo puede llegar en la situación más inesperada: practicando deporte o mientras juegan. Y con ellos, en el momento del choque, se puede hacer difícil razonar. ¿Sabes cómo enfrentarte a ese momento? Te contamos algunas estrategias.

Cómo gestionar los cabezazos entre niños

Si el cabezazo no ha sido grave, llegará el momento de gestionar emociones y resentimientos entre los peques. Antes de actuar, lo más importante es mantener la calma. Si ya has comprobado que el choque de titanes solo ha sido un golpecillo, no hay que preocuparse más que de sacar la barrita de Arnidol Gel Stick una vez que cesen los llantos. Estas son algunas de las estrategias que puedes emplear:

  • Trata de conectar con los niños o niñas para sacarles del estado en el que se encuentran. Ponte a su altura, mírales a los ojos y háblales con calma. Puede que no te resulte fácil, sobre todo si han entrado en estado de rabieta. Sé comprensivo o comprensiva, aún son muy peques para racionalizar que el dolor no les durará mucho.
  • Identifica el motivo de conflicto y ayúdales a expresar cómo se sienten. Así podrán también ponerse en el lugar del otro.
  • No les obligues a pedirse perdón si no lo sienten así. Cada uno tiene sus tiempos para interiorizar las cosas.
  • Recuerda que a los adultos los enfados nos duran mucho tiempo pero a los peques se les suele pasar pronto.

Además de tener paciencia tendrás que tirar de empatía. Todos querrán contarte su punto de vista de lo ocurrido. Ponerte en el lugar de los peques te ayudará a comprenderlos mejor.

¿Te has visto en una situación similar? ¿Cómo actuaste?

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