• Cómo decir basta a las rabietas con respeto

 
    • ¿Sabías que afrontar las rabietas de forma nerviosa, violenta o irrespetuosa puede afectar al comportamiento de tu hijo de adulto?

 

    • Sigue los consejos de Arnidol y tendrás las claves para acabar con ellas sin provocar traumas en el entorno familiar.

 

Las madres están (estamos) llenas de dudas. Normal. Y seguro que más de una versa sobre las rabietas. ¿Tu hijo está en esa edad en que, sea en casa, sea en la calle, te monta un espectáculo por nimios motivos? Seguro que te ha pasado. ¡Sigue leyendo!

¿Qué se considera una rabieta?

Un enfado o berrinche que suele durar poco y que normalmente está motivado por cosas sin importancia. Suelen ser frecuentes cuando el niño tiene dos años y el objetivo es claro: quiere que tú hagas lo que él desea.

¿Cómo evitar, afrontar o controlar las rabietas?

El tema es importante, porque aunque las rabietas son típicas de la infancia, pueden perdurar el resto de su vida. Presta atención:

    • 1) En primer lugar, debes procurar evitarlas, estando atenta a sus necesidades y a las señales que emite antes de disgustarse de verdad. Algunos consejos:

 

        · Huye de las tentaciones que puedan distraerlo cuando tengas prisa, como pararte en un escaparate o pasar por delante de algún sitio que capte su atención.
        · Dale libertad para que pueda jugar en un lugar seguro, sin tentaciones ni peligros. Con estas condiciones, no le impongas límites.
        · Sé flexible. Por ejemplo, si no tienes prisa y el niño está jugando en un parque con amigos, ¿por qué no esperar 10 minutos más?

 

    • 2) Si a pesar de estas medidas, no has podido evitar que tu hijo se tire al suelo, grite como un energúmeno, llore y patalee, afronta su rabieta de esta manera:

 

      · Explícale que estás descontenta con su conducta sin juzgarlo y no ataques su personalidad.
      · Déjale claro a tu hijo que siempre estarás con él y le querrás, aunque no siempre estés de acuerdo con lo que esté haciendo en un momento determinado.
      · Asume que no intenta tomarte el pelo.
      · Busca soluciones que os dejen contentos a los dos.
      · No le des demasiada importancia a la rabieta, no subas el tono, mantén la calma y abrázale y mímale si a él le apetece.
      · Trata de comprender su frustración. Aunque desde el punto de vista de un adulto no tenga importancia, para él sí la tiene.
      · Si estás en un lugar público, olvida al resto del mundo y céntrate en tu hijo, ponte a su altura y demuéstrale que estás con él.
      · Intenta nombrar sus sentimientos, ponle palabras a lo que le enfada.
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