• niño disfrazado de esqueleto mirando hacia abajo
  • Los disfraces de Halloween, una ocasión para educar en la igualdad

Uno de los superpoderes que tenemos como padres es preocuparnos por la educación de nuestros hijos en todo momento. Esto nos convierte en guardianes de sus actos, y también de sus pensamientos, ya que tan importante es que sepan comportarse en cualquier sitio como que sean tolerantes, empáticos e integradores.

Una de las cuestiones que los padres abordamos con ellos para alcanzar este fin es la educación en igualdad entre géneros y el respeto tanto por la diversidad sexual. De hecho, muchos gobiernos e instituciones ya han tomado medidas con programas específicos de concienciación y educación para adolescentes, e incluso para niños de corta edad, como es el caso del gobierno de la región australiana de Victoria, que anunció la introducción en los colegios de un programa de relaciones de respeto para niños de preescolar para prevenir los comportamientos sexistas.

En el ámbito más privado, en nuestras casas, cualquier ocasión es buena para empezar a demostrar que realmente estamos comprometidos con la educación en la igualdad, la no discriminación por sexos, ni por orientación sexual.

Uno de esos momentos puede ser Halloween y la elección de los disfraces. ¿Qué pasaría si para la fiesta del colegio tu hijo quiere disfrazarse de bruja o tu hija quiere disfrazarse de Frankenstein? Seguramente nosotros como padres no le daríamos importancia pero es probable que sí sintiéramos temor de que alguien en el cole pudiera ridiculizar a nuestros hijos y, quizás por esa cuestión, intentáramos disuadir a nuestros hijos de esas ideas.

Desde luego, la protección es el superpoder máximo de los padres y nadie podría cuestionar nuestro interés por intentar evitar el sufrimiento en nuestros hijos. Pero otra misión que tenemos como padres es acompañarlos y dejar a nuestros hijos un mundo mejor, más tolerante, más positivo, más igualitario.

De esta forma, como el movimiento se demuestra andando, y la imitación es uno de los métodos educativos más eficaces, quizás debemos ser quienes demos ejemplos, y para dar respuesta a la pregunta anterior, los padres deberían acompañar a sus hijos vestidos de calabaza y las madres vestidas de vampiros.

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