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  • La frustración y los niños: cómo ayudar a tu hijo a gestionarla

  • Tus hijos están en pleno desarrollo de su personalidad y a menudo necesitan ayuda. Te sugerimos algunos trucos para acompañarles durante este proceso

La frustración y los niños es un tema que da muchos quebraderos de cabeza. Y es que, por más superpoderes que tengan madres y padres, algunas cosas que les pasan a los peques necesitarían un manual de instrucciones, ¿no crees? Para que te resulte un poco más fácil gestionar la frustración de tu hijo o hija, queremos recoger algunas ideas y consejos que puede que te ayuden. Has de tener en cuenta que cada uno es diferente y que para esto no hay recetas mágicas, pero esperamos que te sirvan de ayuda.

¿Por qué aparece la frustración en los niños?

Niños y niñas son personitas en desarrollo, que aún no tienen definidas las características de su personalidad ni han asumido ciertos roles sociales. Esto, que parece tan sencillo, a veces se olvida. ¿Qué provoca? Que a veces se les pida que hagan cosas para las que no están preparados o, por el contrario, que se les prohíban otras que sí pueden afrontar. ¿Hay que evitar por completo ambos extremos? La respuesta es fácil: no. Nadie conoce mejor que tú a tu hijo o hija, así que adapta lo que le pides a su desarrollo. En cuanto a las prohibiciones, desgastan a ambas partes y pueden provocar que la frustración acuda de súbito. Reflexiona, ¿son de verdad necesarias todas? A veces, son los propios miedos paternos o maternos los que afloran tras una prohibición. Valora si conlleva algún peligro para él o ella y, si no es así, déjale experimentar. Repercutirá de forma muy positiva en su desarrollo.

Los adultos y sus decisiones generan frustración en los peques y también lo hacen otros niños y niñas. Hay que recordar que, a tan corta edad, son egocéntricos. No entienden qué es compartir y lo bien que sienta ayudar al prójimo. Que otro le quite algo, o no se lo quiera devolver si es suyo, es una gran fuente de frustración. En tu mano está acompañarle para que pueda gestionar esos sentimientos. Esto comienza a cambiar en torno a los 4 años de edad.

El no poder hacer algo es también una fuente importante de frustración para los más pequeños. Algunas corrientes pedagógicas, como la Montessori, abogan por preparar los ambientes para la experimentación de los niños y niñas de manera segura. Y no parece mala idea dejar sus cosas a su alcance para que puedan autogestionarse, evitando así posibles explosiones de ira.

La frustración y los niños, ¿cómo puedo ayudarle?

Es bueno vivir la frustración como un proceso que prepara para la vida. ¿Cuántas veces, como adulto o adulta, te has sentido frustrada o frustrado por diferentes motivos? No se trata, por tanto, de evitarla, sino de aprender a gestionarla. Te dejamos algunos tips:

  1. Niños y niñas necesitan normas y límites claros, les ordenan y les proporcionan un ámbito seguro en el que moverse. Además, a ti te ayudarán a no pasarte con la permisividad o la sobreprotección.
  2. Hay que decirles que no… cuando sea necesario.
  3. Ayúdale a poner nombre a sus sentimientos para que pueda comprender qué le pasa.
  4. Enséñale a ser paciente. Lo que queremos a veces tarda un poco, explícaselo para que pueda comprenderlo.
  5. Buscar juntos soluciones a las situaciones que atraviesa.
  6. Fomenta su autoestima, su independencia y enséñale a ser perseverante, además del valor del esfuerzo.
  7. Muéstrale la diferencia entre deseos y necesidades.
  8. Aprende a gestionar sus rabietas.
  9. Enséñale a marcarse objetivos razonables.
  10. Deja que se frustre.

El ejemplo es fundamental, así que presta atención a cómo te comportas tú en momentos de frustración.  Lo que haces siempre tiene más peso que lo que dices, tenlo en cuenta.

Con todos estos superpoderes a tu alcance ya solo queda cargarse de paciencia. Seguro que conseguís manejar estas situaciones de otra forma. ¿Qué opinas?

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