• Superpoderes contra la culpa: las claves de Ana Kovacs

  • Consigue controlar el sentimiento culpa con estos consejos

La culpa es un complemento maternal indeseado, que aparece de imprevisto y del que resulta difícil deshacerse. Culpa por hacer  y por no hacer. Por no tener tiempo o por emplearlo en algo que no son los peques. Culpas variadas que pueden caer como una losa y generar malos sentimientos. Por eso, en nuestra búsqueda de los superpoderes para malasmadres empoderadas, teníamos que hablar de ella. Inauguramos nuestro ciclo de talleres con Malasmadres con el interesantísimo «Superpoderes contra la culpa» impartido por Ana Kovacs. Este es el resumen de la jornada que vivimos con ellas.

La culpa, esa gran enemiga

La culpa es una emoción desagradable que surge cuando pensamos que estamos rompiendo las reglas. Se acentúa con la maternidad, porque creemos que el grado de responsabilidad con un bebé al lado es mayor. El sentimiento de culpa es inevitable y hay que asumir que en algún momento hará su aparición. Será entonces cuando haya que buscar cómo gestionarla.

Cada mujer llega a la maternidad con una maleta, y no es la que se prepara para el hospital. Está llena de deseos para el bebé, de pensamientos en cuanto a la relación  con el padre, pero también de expectativas en cuanto a cómo será ella como madre. Y si la realidad está muy alejada de esas ideas preconcebidas aparece el malestar, que no sirve de nada. Lo único que sirve es actuar y para ello hay que poner en marcha los superpoderes.

Los superpoderes contra la culpa

Ana Kovacs nos dejó una batería de superpoderes contra la culpa que, si son puestos en práctica, nos permitirán vivir una maternidad más relajada. Son los siguientes:

  1. El análisis. La valoración de si estamos cubriendo necesidades propias o si son las de otro es el punto de partida. Después, hay que analizar las consecuencias de nuestros actos, que nos colocan dentro de la culpa, pero no como culpables, sino como ejecutores. Cuando no las aceptamos se genera malestar. Es importante tener en cuenta que no hay recetas mágicas generales, cada una ha de hacerlo en función de su historia y la maleta que lleva consigo.
  2. La aceptación. Tras analizar hay que aceptar. No eres la madre imaginada, el bebé tampoco lo es. Los seres humanos actúan en base a sus ideas y si no son consecuentes pueden llevar a la frustración.  La culpa trabaja en silencio durante años, inmovilizándonos, nos anula. El amor maternal no es rosa. Es fantástico pero no perfecto, no es un sentimiento puro y libre de conflictos.
  3. La responsabilidad. Tendemos a pensar que tenemos que saberlo todo y ser responsables de todo, así que no pedimos ayuda. Las madres tienden a ponerse las últimas de la lista, siempre al servicio de los demás. Pero no es así. Hay que pensar en el bienestar de los demás, pero también en el propio.
  4. La acción. No pasa nada porque un día paremos, porque busquemos tiempo para nosotras. Parece que es necesaria una excusa para hacer otras cosas que no sean ocuparse de la familia.
  5. La comunicación. Desde la asunción de que no podemos solas con todo hay que aprender a pedir a los demás.
  6. Delegar. Y no solo eso, sino también aceptar cómo lo hacen otras personas. También es importante para los peques ver que hay diferentes maneras de hacer las cosas para que así desarrollen su pensamiento crítico.
  7. La construcción de un modelo propio de maternidad, dejando de lado la opinión del resto.

¿Te habías parado alguna vez a pensar en todo ello? A veces, con el estrés y las prisas del día a día, vamos en modo avión y nos movemos por inercia. ¿Añadirías algún superpoderes a la lista? Si quieres consultar nuestro Decálogo de Superpoderes para Malasmadres Empoderadas, y así hacer que tu maternidad sea más ligera, puedes hacerlo aquí.

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