• manos de un niño pequeño jugando sobre juguete de madera cuadrado
  • Enséñale a portarse bien

  • Y descubre algunos trucos para que aprenda la importancia del respeto

Puede que alguna vez te hayas preguntado si estás educando a tu hijo de la forma correcta. Hasta puede que hayas recibido una crítica de tu círculo más estrecho. Consentirle demasiado o ser muy estricto son dos actitudes contrapuestas, y habituales, a la hora de enseñar a tu hijo a portarse bien. Y tu papel como padre o madre es fundamental. ¿Sabes por qué? Tu hijo se encuentra en una etapa muy importante de su vida en la que empieza a definir su personalidad y su identidad.

Según cuentan en Bebés y más, nos encontramos en una transición en la que se pasa de un estilo educativo autoritario y adultocentrista a uno más decmocrático e inclusivo. El primero significa que la razón siempre la lleva el adulto que es quien establece las normas y, si no se cumplen, también establece los castigos. El segundo tiene en cuenta las motivaciones de los niños, así como sus libertades y necesidades. La educación de los hijos en casa es fundamental para enseñarles a escuchar y a respetar a los demás y, sobre todo, a ponerles límites sin que se sientan cohibidos. ¡Te damos algunas respuestas que arrojan luz sobre cómo educar a tu hijo para que distinga el bien del mal!

Cómo enseñarle respeto a los niños

Como dice El País, el respeto hacia los niños es muy importante. Pero, ¿cómo te ganas el respeto de tu peque? La respuesta reside en establecer límites:

  • Las agresiones no están permitidas.
  • Establece lo que es importante para ti y cuéntale que es o es innegociable.
  • Cumple con lo que dices.

Evita las luchas de poder y no dejes que aflore tu cerebro más primitivo. ¿Sabes cómo? No recurras a chantajes, amenazas y gritos; si respetas a tu peque, será capaz de respetar el día de mañana. Además, aprenderá a no tolerar las faltas de respeto.

¿Cómo sé dónde están los límites?

Educar en el respeto supone poner límites. Cuando hablamos de límites nos referimos a establecer pautas en aspectos como los horarios y las comidas. Si no impones estas pautas, a tu hijo le costará mucho entender el contexto donde enmarcar el bien y el mal.

Establecer límites claros, utilizando sabiamente la autoridad para expresar cuáles son las normas lógicas de convivencia es necesario. Ya sabes, los límites marcan si una acción es correcta o no y son los propios padres quienes han de establecerlos. Por supuesto que la educación que los peques reciben en la escuela también influirá.

Pero, ¿cómo impongo estos límites? Te preguntarás. Normalmente, los niños entienden una acción como correcta cuando su realización no implica sanción. En este sentido, deberás imponerle algún tipo de castigo racional cuando tu hijo haga algo que no es adecuado. Castigar no quiere decir que le grites y riñas con agresividad; si lo haces, le estarás enseñando a resolver así este tipo de situaciones conflictivas. Por tanto, lo mejor es que primero le adviertas que está haciendo algo mal, le avises y le impidas hacerlo. Así, le enseñas qué comportamiento debe adoptar en determinadas situaciones. Las conductas o acciones que van seguidas de una consecuencia positiva tenderán a repetirse, y por el contrario, las que van seguidas de una consecuencia negativa tenderán a desaparecer. Explícale que esas normas se basan en una preocupación razonable y que se comunican desde el amor por su bienestar y desde el respeto por él y los demás.

Pero, ¿cómo establezco qué  es correcto y qué es incorrecto?

Ten cuidado. Tu percepción tendrá una gran repercusión en la construcción de las normas morales de tu hijo. Para discernir lo que está bien de lo que está mal has de tener la capacidad de ponerte en el lugar de tu hijo y reconocer lo que es bueno o malo para él.

Tu hijo o hija tiene que ver que te preocupas por los demás y que para ti es tan importante como su propia felicidad. Enséñale que lo esencial en la vida es ser amable y a la vez ser feliz. Además, tiene que sentir que su casa es el lugar al que pertenece, donde tiene los mismos derechos y obligaciones que el resto de la familia. Un lugar donde sentirse seguro para poder expresarse con libertad, sin temor a represalias.

Aprender qué es lo justo y qué es lo que está por encima de los deseos individuales de cada persona es fundamental; enséñale a buscar la felicidad a través de la bondad; de sentirse bien haciendo feliz a otra gente; de dar valor al trabajo en grupo. Y anímale a trabajar hacia aquellas personas que les rodean.

Cómo conseguir ser un ejemplo válido para mi hijo

Como cuenta Bebés y más, los niños aprenden valores éticos y comportamientos observando las acciones de sus padres y las de aquellos adultos a los que respetan. Para predicar con el ejemplo los niños se fijan en la honestidad, la justicia y la capacidad de resolver conflictos mediante el diálogo, así como en la capacidad de gestionar la ira y otras emociones difíciles de manera efectiva.

A pesar de intentar hacer lo correcto, equivocarse es inevitable. Nadie es perfecto. Por eso, es importante que tu hijo o hija también conozca esa parte de tu carácter: tu parte lógica de persona que comete errores y tu reacción al respecto. La honestidad de ser capaces de pedir perdón, de intentar enmendar tus fallos y de comprometerte para intentar no repetirlos.

Recuerda que los niños y niñas tienen como ejemplo a sus padres y, si los respetan, quieren ser como ellos. Sobre todo, si los tienen en buena consideración por cómo les tratan y cómo les hacen sentir. En cambio, un padre alejado emocionalmente de sus hijos difícilmente será un ejemplo al que quieran seguir. ¿Cuál quieres ser tú?

Si te ha gustado este artículo descubre cómo educar a tus hijos en el camino de la igualdad y cómo educar en igualdad con Andrea de Madremente.

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