• Los tres golpes más comunes en niños y cómo esquivarlos

  • Te contamos cómo evitar los pequeños percances del día a día.

Magulladura, lesión, traumatismo, contusión… los golpes comparten mil nombres, pero muy pocas zonas comunes. Sobre todo en el caso de nuestros peques o ¿creíais el overbooking de choques sólo se producía en el dedo meñique?

Los tres golpes más habituales

Según un estudio de la Asociación Española de Pediatría (AEP) hay tres zonas del cuerpo de nuestros niños y niñas especialmente atractivas para los golpes.

  • La cabeza. No hace falta que te lo digamos nosotros pero, efectivamente, se trata de una de las partes que más golpes recibe. Hematomas, chichones e incluso heridas pueden ser el precio a pagar por zambullirse en una aventura de forma precipitada. Para las contusiones leves: gasas, hielo y Arnidol Roll-On son unos aliados infalibles. Saber cómo actuar en caso de un golpe en la cabeza es básico si tienes hijos o hijas.
  • Los brazos. Los niños y niñas son todoterreno y no paran de moverse. Todo ello, sumado a que están constantemente aprendiendo a controlar su cuerpo y a adaptarse a las dimensiones que van adquiriendo día a día, hace que las extremidades sean objeto de contusión, herida e incluso quemadura, la mayor parte del tiempo.
  • Las piernas. Tal y como comentábamos, los niños son una fuente de energía inagotable ¿y cuál es su medio de transporte? Exacto, las piernas. Este vehículo infantil es un imán para los golpes, caídas y arañazos que suelen manifestarse en forma de puchero o llanto descontrolado. No se nos ocurre una mejor forma de combatirlo que tener Arnidol gel stick a mano (y uno de repuesto en la despensa, por si las moscas), tiritas de colores y, cómo no, mucho mucho cariño.

¿Qué puedes hacer para evitarlo?

Desgraciadamente, fuera del hogar no hay mucho que podamos hacer. Ser peque implica ser, también, un explorador nato. La libertad y la socialización con otros niños es indispensable para su construcción como personas y, por asociación, los golpes, tanto físicos como emocionales, también lo son. Sin embargo, aquí te dejamos unos truquillos que puedes seguir fuera de casa, además de las directrices a aplicar en tu hogar para intentar alejarlos un poco del peligro:

  • La educación: es esencial mostrarles los peligros a los que puede estar expuestos, enseñarles a sortearlos en la medida de lo posible y explicarles  las consecuencias que podría tener la transgresión de estas indicaciones. Como, por ejemplo, inculcandoles respeto a las normas de tráfico, concienciar sobre la importancia de ir acompañado de un adulto hasta cierta edad, etcétera.
  • Predicar con el ejemplo es fundamental. Una de las formas de aprendizaje de los niños y niñas es por imitación. Repiten lo que ven y lo interpretan como correcto. No podemos exigir que nuestros peques cumplan ciertas normas, si nosotros no las estamos respetando en nuestro día a día.
  • Es importante prestar mucha atención a las condiciones del equipamiento en áreas de juego cerradas o al aire libre: si están en buen estado, descuidadas, etcétera. Y también lo es estar pendiente de si siguen una pelota perdida hasta los confines del planeta tierra o están utilizando casco a la hora de montar en bicicleta o triciclo, por ejemplo.
  • ¿Playa o piscina? Hay que mantener una vigilancia extrema en contextos en los que el agua tiene un papel protagonista. Muy importante no perderles de vista en estas situaciones, inculcarles el uso de manguitos o tablas y enseñarles a nadar lo antes posible. Que no le tengan miedo, pero sí respeto al agua.
  • Vehículos, hamacas… los peques no paran. Nunca. Y aunque este no es el motivo (o no el principal, al menos) por el que debemos mantenerlos sujetos a la sillita del coche, puede ser una de las ventajas colaterales que surjan de hacerlo, piénsalo.

¿Y tú? ¿Tienes algún truco infalible para intentar evitar los golpes?

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